Primero es lo primero. Seguido, contratar servicios de coaching.
A veces pensamos que nos va mal en lo financiero por problemas del mercado a nivel internacional cuando el verdadero problema está en nuestro producto.
Por donde volteemos, veremos que estamos rodeados de compañías que nos ofrecen asesorías, cursos y libros que nos prometen llevarnos en un camino de rosas hacia el éxito en nuestra actividad empresarial y además nos hacen ver que éste meramente se encuentra a la vuelta de la esquina ¿Es acaso razonable que contratemos estos servicios y nos adentremos a leer bibliotecas enteras?
Mi sincera opinión es, ¡no! Y trataré de explicar brevemente el porqué de ello.
Digo que no porque quienes deben identificar lo que pasa en nuestra empresa somos nosotros mismos. El no poder hacerlo denota que contamos con un desconocimiento total de la compañía.
La mayoría de las veces no llegamos a donde queremos porque mantenemos un velo sobre nuestra percepción. Esto es, nos estamos haciendo tontos a nosotros mismos. No queremos trabajar en hallar el rumbo. Estamos cómodos como nos encontramos y con ello nos sentimos satisfechos ¿Pero entonces, de dónde viene esa insatisfacción, ese vacío a llenar que no nos permite conciliar el sueño y nos atormenta? Del círculo vicioso que se forma entre lo que queremos y lo que tenemos.
Una vez que hemos recapacitado sobre las verdades ocultas que nos hacemos de la realidad, entonces podremos darnos cuenta que nuestros problemas de ventas no eran por problemas del mercado sino por problemas de distribución que nosotros generamos al no tener nuestro producto en el sitio indicado y en el momento adecuado. Que el hecho de que nuestra tela ya no se venda es producto de lo mal hecha que está y no por problemas de precios internacionales, y que, nuestros productos químicos para limpieza del hogar no limpian y huelen a rayos.
Y la única manera de hacerlo es entrando en contacto directamente con lo que vendemos, quién lo hace y adónde y a quién lo vendemos. Mientras no hagamos esto personalmente viviremos el sueño esquizofrénico de los que piensan que la culpa es de todos menos de uno mismo.
Una vez que tengamos ubicado todo esto, entonces contratemos asesores, coaches, etc., para que nos ayuden a mejorar el producto de nuestro detergente o nos digan cuántos puntos de tejido le faltan a nuestra tela o cómo estar en el momento y lugar adecuados.
Únicamente a través del conocimiento llegaremos a la solución que buscamos.
Por: Jacobo Salleh
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